PIMPOLLO
Antonella Agesta
Curaduría de Tania Puente
11 de diciembre 2021 a 9 de enero 2022



> Texto por Tania Puente



En la madrugada del 30 de diciembre de 2020, se aprobó la ley de interrupción voluntaria del embarazo para las mujeres y personas gestantes en Argentina. Lo que hubo antes de esa fecha fue un camino largo y de varias direcciones en el que la clandestinidad, la culpa, la precariedad sanitaria y el silencio eran, en mayor o menor medida, el marco en el que se practicaban los abortos. Tras una lucha feminista colectiva y sostenida que desembocó en su legalización, las experiencias previas de los abortos se agitan con fuerza telúrica y exigen una reparación que trascienda las lecturas morales de vergüenza y victimización, la liberación de los límites que las fuerzan exclusivamente a los confines del dolor.

En las obras que componen Pimpollo, Antonella Agesta cuenta historias de pérdida y amor con un lenguaje floreciente que se escribe e inscribe en la piel. La galería de retratos despliega episodios narrativos en los que conviven diferentes facetas de la maternidad, la gestación y el aborto, así como del deseo, el duelo y la compañía, tanto humana como de otras especies. Fragmentaria y absoluta en partes iguales, la pintura de Antonella es imposible de fijar en una época específica. Es, en todo caso, una manifestación de lo que ocurre en los márgenes de un presente en actualización permanente, similar a los sueños y las revelaciones místicas, de los que brotan epifanías y fantasmas.

Al saber que la emergencia de estas imágenes es un tesoro, Antonella procura mediante su práctica artística gestos de cuidado. Las pinturas son arropadas con ternura y contenidas por marcos blandos de telas suaves, torciendo, una vez más, los límites de la norma y de los materiales. Acunar la pintura va más allá de un acto maternal y se constituye en una afirmación de la vida propia. Es una actitud compasiva que abraza en simultáneo las decisiones personales y las formas de vincularse con otrxs, que amplía la idea de dar vida más allá de los procesos biológicos de la gestación o de los imperativos patriarcales de relegar a las mujeres a ese papel. Es, en suma, una celebración de nuestras historias, experiencias, amistades, complicidades, amores y compañerxs. Una conciencia de la vida espesa, sanguinolenta, peluda, olorosa, cíclica y vegetal.

"Toda historia de amor es una historia de fantasmas", afirma Laurie Anderson con humilde convicción. Con ese amor inasible y nuestras pieles fértiles somos lxs otrxs y nosotrxs, una red de cariño y dolor, de muerte y liberación. La pintura es una almohada suave sobre la que se puede apoyar la cabeza y dejar que los sueños lánguidos y los fantasmas descansen.

Tania Puente, diciembre 2021


Sin importar cuánto se resista una, hay ciertas tradiciones a las que es imposible escapar. Con cada cumpleaños, en México, llega el momento en el que la familia y los amigos entonan "Las Mañanitas". La letra de la canción despliega un mundo de fantasía de otra época, en donde un rey te canta a través de las voces de los otros y te pide que despiertes a un día y a un año más de vida.

Mientras te cantan, la atención de los demás te incomoda un poco. No te gusta sentirte observada, pero haces un esfuerzo porque sabes lo importante que es su cariño para ti.

En la versión extendida de la canción, hay una estrofa que te hace olvidar que es tu cumpleaños:

        "El día en que tú naciste, nacieron todas las flores".

"Y el día en el que no, también", susurras para tus adentros y sientes cómo otro botón carnoso emerge en tu piel, un pimpollo, a la espera de la primavera para florecer.

Pides un deseo y soplas las velas.

> Reseñas

Pisarle la cola al gato, por Diana Teira, Jennifer, 11 de enero de 2022
Galería Grasa - Santos Dumont 3703 (CABA, Buenos Aires, Argentina) - info@galeriagrasa.com