JOSHA BERRUECA
Alejandro Moreyra
Curaduría de Antonella Agesta
16 de octubre al 20 de noviembre 2021



> Texto por Antonella Agesta


Los objetos son deseados durante nuestra vida, al desearlos nos vamos distanciando de ellos ya que van formando una idea de lo que potencialmente son o podrían significar para nosotres. Qué es un objeto si no puede ser deseado por otres, qué es una joya si no puede ser colocada en un cuello.

No cumpliría su función de embellecer y decorar.

La pintura objeto no solo trae una imagen aparejada a las formas escultóricas, sino que conforman tablones con diferentes deformaciones de la madera, para demostrarnos que la pintura no solo es una bidimensionalidad. El concepto que propone Alejandro va por la configuración de escudos protectores, telas asociadas a pinturas y joyas en sí mismas, como objetos pinturas. Dónde nos habla de una tradición de pintura – rioplatense que comienza con Antonio Berni y se conecta, con un hilo invisible de una forma enrarecida, hasta Marcelo Pombo, y podríamos continuar citando ejemplos de la pintura – objeto escultura. La decoración como un acto en la que cada elemento proviene de un mundo exterior refuerce esa imagen acontecida. Los tablones en su formato vertical, acompañan a las sirenas – candelabros a convocar a la iluminación de la búsqueda del camino de dónde proviene la perla.

Pero no una perla cualquiera, sino una berrueca. Una con una belleza deforme, por lo tanto “Lo barroco estaba destinado desde su nacimiento, a la ambigüedad, a la difusión semántica. Fue la gruesa perla irregular (…) la roca, lo nudoso, la densidad aglutinada de la piedra – barrueco o berrueco, el quizá la excrecencia, el quiste, lo que prolifera, al mismo tiempo libre y lítico, tumoral, verrugoso[1]

La joya, podría ser un umbral de acercamiento entre unes y otres, un lugar intermedio entre el objeto y la persona. Una carta de amor, o una caricia, sutil como un cortejo para demostrar un acercamiento. Imitación de objetos preciosos, es algo falso que pretende ser bello, viene con un mensaje oculto, no siempre de desilusión o desamor. A veces la joya puede ser un prontuario, un acercamiento distinto. Pero la Josha Berrueca nos habla de esa distancia. No es la belleza universal, la que utilizamos para definir el concepto de belleza que nos ha dado el platonismo. La mezcla de varias subjetivaciones, que conforman lo berrueco, lo deforme, como un nuevo concepto de belleza. La personificación de la perla, qué en sí misma esta vestida, de otros elementos de la joyería, desde una actitud que no requiere un status de la perfección sino se ornamenta a sí misma con su deformidad.

La simulación de la madera, mármol y otros elementos como el agua. Responden a la construcción dónde Ale hace una cartografía de su propio videojuego, construye y destruye así mismo al enemigo. Crea un batallón de figuras, en la que el adversario es el tiempo, que nos corre y nos atraviesa. Hay una sentencia de muerte, conformada por las sirenas – candelabros. Acontecen en tres diferentes tiempos la llegada de la perla para susurrarnos al oído que algo está por terminar.


[1] Severo Sarduy El barroco y el Neobarroco – Rupturas de la tradición, p.168

> Reseñas

Josha berrueca, por Florencia Lico, Otra Parte, 25 de noviembre de 2021
Artesanía y homúnculos, por Diana Teira, Jennifer, 26 de noviembre de 2021
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